La 7 era una generación especial para Samsung, sobre todo en la familia Note, que venía de un escándalo por los S Pen de los Galaxy Note 5 que se arruinaban si eran introducidos incorrectamente dentro del teléfono.

Samsung decidió evitar el número 6 y pasar del Note 5 al 7 para equiparar la denominación con los S7, pero también para demostrar que la calidad de su phablet estaba a la misma altura que la de los smartphones.

Y no. El Galaxy Note 7 acaba de convertirse en la mayor vergüenza para Samsung, un caso sin precedentes que dejará marcado para siempre el legado de la surcoreana.

En una decisión tan necesaria como valiente, Samsung suspendió la venta y fabricación del Galaxy Note 7, aquejada por las crecientes denuncias sobre equipos que se incendian a pesar de haber sido considerados como seguros. Incluso, debió pedir a los actuales dueños de esos dispositivos que los apaguen porque el peligro de combustión es latente.

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Galaxy Note 7 2

Ahí está Samsung, prácticamente inventora del segmento phablet, comenzando una lucha interna y externa que se extenderá por años.

Es la triste protagonista de uno de los más memorables fracasos en la industria tecnológica. Piénselo despacio: la número uno en el mundo de los celulares tuvo que dejar de vender uno de sus móviles estrella porque se incendian. El tamaño del escándalo solo podría ser superado si a Apple le sucediera lo mismo con sus iPhone.

La salida definitiva del mercado del Galaxy Note 7 significará que dejará de vender unos 20 millones de equipos en el mediano plazo, equivalentes a ingresos por unos u$s17.000 millones. Eso y el proceso de recambio por nuevas unidades, afectará su rendimiento en la Bolsa, sus balances…

El Note 7 que suspendió el despegue de un avión
El Note 7 que suspendió el despegue de un avión

Pero eso no es todo: la imagen de Samsung, uno de sus principales atributos, ya no será la misma. Y ese es el mayor daño, no solo porque deberá invertir millones -y seguir perdiendo dólares- sino además porque es un estigma que jamás logrará dejar de lado.

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Samsung cuenta sin embargo con un capital único: los usuarios de Note son casi tan fanáticos como los de iPhone. Los que conozco lo elegirían una y mil veces por sobre otros dispositivos. ¿Alcanza eso? Seguramente no.

En el corto plazo será imposible quitarse de encima a “los teléfonos que se incendian”, algo que más adelante Samsung solo logrará revertir con millones de inversión en marketing y comunicación. ¿Son malos los teléfonos de Samsung? Para nada, pero el escándalo de los Galaxy Note 7 debe enseñarle que no se puede sacrificar calidad en pos de adelantarse a los nuevos productos de la competencia. La surcoreana lo aprendió de la peor manera.