Samsung dijo que la batería de los Galaxy Note 7 era la responsable de los incendios y de ahí que haya cambiado el proveedor de ese componente. ¿Entonces por qué los equipos continuaron incendiándose? A pesar de las investigaciones de cientos de empleados, Samsung parece no tener la respuesta, sostuvieron expertos a The New York Times.
Cuando comenzaron los reportes de Galaxy Note 7 que se incendiaban, Samsung inició una investigación, pero jamás pudo replicar el problema. Es decir, nunca lograron que un teléfono se incendiara. La empresa culpó en ese entonces a un pequeño error en la fabricación de las baterías, desarrolladas por su subsidiaria Samsung SDI.
Samsung decidió cambiar los dispositivos con esas baterías y comenzar a entregar otros, con pilas de Amperex Technology Ltd (ATL). A mediados de septiembre, pocos días después de que los clientes recibieran los Galaxy Note 7 “seguros”, los reportes sobre incendios regresaron.
En ese lapso, los ingenieros de Samsung continuaron trabajando en busca del problema y jamás lo encontraron: la empresa sacó del mercado el Galaxy Note 7. Al día de hoy, las investigaciones continúan, pero Samsung no sabe qué pasó.
Park Chul-wan, director del Centro de Baterías Avanzadas en el Instituto de Tecnología Electrónica de Corea, dijo a The New York Times que accedió a los documentos de la agencia de control coreana y pudo hablar con ingenieros de Samsung: “Culparon muy rápido a las baterías”.
“No creo que hubiera algo incorrecto con las baterías o que ellas no eran las principales responsables”, agregó y mencionó que la complejidad de los dispositivos hace que sea largo el proceso para encontrar ese tipo de problemas.
“El Note 7 tiene muchas características y es más complejo que cualquier otro teléfono fabricado”, dijo Park y agregó que “en la carrera para superar al iPhone, Samsung parece haber puesto tanta innovación que se ha vuelto incontrolable”.
The New York Times denunció además que Samsung prohibió comunicaciones entre los testers, haciendo aún más complicada la labor de los ingenieros al no poder compartir teorías entre ellos. El temor de la empresa era que esos mensajes cayeran en las manos incorrectas, acarreando posibles acciones legales.
La cultura corporativa de Samsung tampoco ayudó a resolver el problema: órdenes que bajan de superiores que no entienden la tecnología que se emplea en los productos actuales.
Mientras tanto, expertos consultados por Bloomberg creen que un problema distinto al de antes en las baterías de ATL podrían ser el origen del problema que llevó a Samsung a retirar el Galaxy Note 7 del mercado.
De cualquier manera, si el problema fueran las baterías, el caso pone en evidencia que Samsung no tuvo la habilidad necesaria para controlar los componentes que proveedores entregan, algo imperdonable para uno de sus productos estrella.
El impacto por la salida del mercado del Note 7 es multimillonario: Samsung estimó que en el trimestre dejará de ganar u$s2.500 millones.