La población mundial de abejas está en descenso a causa de varios factores, incluidos el uso de plaguicidas, agroquímicos, la menor diversificación de cultivos y la menor vegetación natural, donde insectos como las abejas establecen sus colonias y encuentran alimento.

Como una de sus labores es polinizar, la desaparición de las colonias de abejas pondría en peligro la producción de alimentos.

En medio de las soluciones que se investigan a nivel mundial, científicos de la Universidad Politécnica de Varsovia, Polonia, encontraron la propia: una abeja robótica capaz de polinizar artificialmente.

De acuerdo con los investigadores, su mini drone es capaz de encontrar una flor, recoger su polen y transferirlo de la flor masculina a la femenina para fertilizarla.

Rafal Dalewski, uno de los investigadores del proyecto, dijo que el invento emerge como una “esperanzadora alternativa” para hacer frente a la reducción constante de la población mundial de abejas.

“El pasado verano hicimos la prueba y ya tenemos la primera semilla obtenida a través de esta polinización artificial, por lo que queda demostrado que nuestro robot puede hacer casi lo mismo que las abejas reales”, explicó Dalewski.

El científico aclaró que la abeja robótica no busca reemplazar a los insectos, pero sí “complementar su labor”.

Como es programable, el dron-abeja es capaz de trabajar en el área donde sea necesario, enfocándose, de ser necesario, en encontrar flores específicas para polinizar.

El proyecto se centró en crear dos tipos de drones: uno que vuela y otro que no. Ambos emplean una especie de pluma, la cual se impregna de polen para luego ser distribuido entre otras flores.

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Dalewski explicó que la versión terrestre de la abeja robótica tiene una gran autonomía, por lo que el agricultor puede programarla y dedicarse a otras tareas mientras el artefacto hace su trabajo y luego regresa a su estación de carga. Sí, algo así como las aspiradoras robóticas.

El drone-abeja también puede ser empleado para distribuir de manera inteligente fertilizantes, abonos o pesticidas: es capaz de depositar pequeñas cantidades en las plantas o ubicaciones deseadas.

Los primeros prototipos comenzarán a ser fabricados en 2017. La mirada está puesta en ofrecer el producto final en 2019.

Vía: EFE / Pap