“Imagina poder decirle a un robot que haga algo, sin necesidad de tipear un comando, presionar un botón o decir una palabra”. El MIT acaba de dar el primer paso hacia esa meta, que permitirá en un futuro mejorar las habilidades para supervisar robots en una fábrica, comandar un auto sin conductor y otras tecnologías aún no inventadas.
La enumeración de posibilidades corrió por cuenta de Daniela Rus, directora de CSAIL, el Laboratorio de Informática e Inteligencia Artificial del MIT, que desarrolló el proyecto junto a la Universidad de Boston.
El sistema permite por el momento corregir las acciones de un robot, sin necesidad de dar órdenes de voz o mediante un comando. Todo sucede gracias a un monitor de electroencefalografía (EEG) que registra la actividad cerebral y permite reaccionar en caso de que la persona vea que el robot está por cometer un error.
Para llegar a ese punto, el sistema cuenta con algoritmos de aprendizaje, que clasifica las ondas cerebrales en entre 10 y 30 milisegundos.
“Mientras miras el robot, todo lo que tienes que hacer es, mentalmente, estar de acuerdo o no con lo que está por hacer”, dijo Rus y agregó: “No tienes que entrenarte o pensar de una manera distinta; la máquina se adapta a ti y no al revés”.
El sistema es capaz por ahora de entender dos órdenes, correcto o incorrecto, pero los investigadores esperan dotarlo de más poder en un futuro.
Para las pruebas públicas, los investigadores emplearon un robot humanoide con el nombre de Baxter, fabricado por Rethink Robotics. Todo lo que debía hacer era depositar tarros de pintura y rollos de cable en sus respectivos recipientes.