Lee Jae-yong, heredero y vicepresidente de Samsung Electronics, fue condenado a cinco años de prisión por su participación en el caso conocido como Rasputina, vinculado con sobornos y por el que la presidente de Corea del Sur había presentado su renuncia.
La fiscalía había pedido 12 años de cárcel, pero la condena decidida por los jueces fue menos de la mitad. Lee estaba detenido desde comienzos de año.
En su fallo, un tribunal del Distrito Central de Seúl consideró que Lee ofreció sobornos a Park Geun-hye, ex presidenta surcoreana, para aprobar la fusión de dos filiales.
La operación se iba a realizar a través de Choi Soon-sil, amiga íntima de la ex presidenta Park Geun-hye y apodada la “Rasputina surcoreana”.
El llamado “juicio del siglo” es más que correcto ya que implicó no solo a la ahora ex presidente sino además al grupo empresario más poderoso en la historia de Corea del Sur, con presencia en la industria electrónica, automotriz y turística, por solo nombrar algunas. En total, sus actividades representan el 20% del PBI surcoreano.
Sobornos
De acuerdo con la investigación, Samsung abonó unos u$s35,8 millones a una empresa con sede en Alemania y presidida por “Rasputina” y a otras dos fundaciones sin ánimo de lucro vinculadas a Choi.
Samsung pagó esas cantidades para lograr que el Servicio Nacional de Pensiones, controlado por el gobierno y accionista de una empresa del grupo, aprobara la fusión de esta y otra subsidiaria del conglomerado.
Lee expuso que los pagos eran reales, pero rechazó que tuvieran relación con favores hacia la empresa que conducía desde 2014, luego de que su padre, Lee Kun-hee, el hombre más rico de Corea, sufriera un infarto y quedara incapacitado.
Lee, también conocido como Jay Y. Lee, tiene 48 años, dos hijos y ya había sido noticia por protagonizar el divorcio más caro en la historia de Corea.