Por Alejandro Stofenmacher, director de Nuevas Tecnologías CENEDI
Ocupamos un espacio físico y real, pero nuestra mente está constantemente atenta a la dimensión virtual. Sin cazar ni recolectar, el hombre del Siglo XXI resuelve sus necesidades presionando teclas o pantallas táctiles; sentado frente a una PC o a cualquier hora y en cualquier lugar, con su dispositivo móvil.
Así como estas herramientas fueron reemplazando objetos -el reloj despertador y el de muñeca, el calendario de escritorio, la guía de calles, las cartas que llegaban por correo postal– también fueron centralizando actividades que pasaron del plano real al digital facilitándonos la vida en distintos ámbitos: en el trabajo, las relaciones personales, el entretenimiento, y el desarrollo personal y profesional.
La tecnología y sus múltiples dispositivos nos acercan un mundo de posibilidades, entre ellas la opción de interactuar con otros desde cualquier lugar, sentirse cerca, conocer otras culturas, aprender desde cualquier espacio y en cualquier momento, y trabajar de forma remota, entre otros.
Sin embargo, más allá de las facilidades y comodidades que otorga, es fundamental no dejar de lado la importancia de encontrar el equilibrio, sobre todo entre los jóvenes que son quienes conforman mayoritariamente el perfil Homo Digitalis (HD) – opuesto al tradicional Homo Sapiens. ¿Por qué? Muchos de ellos, por ejemplo, hasta duermen con el móvil bajo la almohada, como un trabajo de tiempo completo, resolviendo todo con un click.
En este contexto, cabe reconocer que el potencial de la colaboración laboral y educacional a nivel global es amplísimo. El perfil del Homo Digitalis tiene frente a sí un abanico de oportunidades por delante, que sabe aprovechar: entiende que la tecnología no solo sirve para las relaciones humanas, sino que también es consciente que puede aprender con y de ella de manera constante. El modelo social se adapta paulatinamente a esta nueva demanda de vida, y la educación es un aspecto que no queda excluido.
Frente a esta nueva ola, algunas instituciones como CENEDI, se fueron aggiornando y están a la vanguardia en materia de educación online, brindando espacios constantes a toda hora y en todo lugar, para facilitar el acceso inmediato a la información, sin descuidar el aprendizaje de calidad y actualizado.
Todas las generaciones han tenido sus intereses, y la actual – integrada por los HD – no puede ser descuidada, ya que cuenta con demandas puntuales a ser atendidas y tienen un perfil que los diferencia: desean respuestas y conocimientos rápidos, sin la necesidad de dejar de hacer lo que estaban haciendo, y sin la voluntad de cambiar de espacio.
El desafío, para las instituciones radica entonces en ajustar sus proyectos para satisfacer a este nuevo estilo de vida, inmediato, digital y ávido de conocimiento. “El reto de la era de las comunicaciones se puede definir como la creación del conocimiento a partir de la información” (McCarthy, 1991).
Mientras tanto, para los Homo Digitalis, el reto se centra en encontrar un equilibrio que permita aprovechar los beneficios de estar siempre conectado y poder resolver todo de forma online, sin descuidar el vínculo con el otro y las relaciones interpersonales.