El gobierno de los EEUU cumplió su amenaza y presentó un proyecto para terminar con la neutralidad de la red, un principio que establece que los proveedores de acceso no pueden cobrar extra a sus clientes para que accedan a determinados servicios de internet o reducir su velocidad de navegación cuando ingresan a algunas páginas.

Bajo la excusa de que la neutralidad de la red “redujo la inversión en el desarrollo y expansión de redes de banda ancha y disuadió a la innovación”, la administración de Donald Trump votará las nuevas reglas el 14 de diciembre.

Con ello, entre el puñado de medidas posibles, los proveedores podrán dar prioridad a algunos clientes sobre otros al navegar por internet.

La situación tiene ahora un agregado: muchas proveedoras de internet tienen su propio servicio de contenidos, por lo que podrían reducir la velocidad de acceso a la competencia para favorecer el propio. La medida tendrá vigencia en los EEUU, pero seguramente las empresas reclamarán aplicarla en los países donde tienen presencia.

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Qué es la neutralidad de la red

El ecosistema de internet tiene tres actores principales: creadores de contenidos, proveedores de acceso a internet y los usuarios.

Servicios como Netflix y YouTube representan la enorme mayoría del tráfico en internet. Esto no solo tiene que ver con su popularidad sino también con el ancho de banda que consumen ya que se trata de video. En comparación, acceder a Wikipedia demanda muchos menos recursos porque su contenido es mayormente texto.

En ese esquema, los usuarios pueden ver que en ciertos momentos el acceso a Netflix, YouTube o Facebook es más lento ya que la red por donde viaja el tráfico está saturada, ya sea por otros que buscan ingresar a esos servicios o los que simplemente quieren leer un correo.

La lentitud en el acceso provoca una reacción: los usuarios se quejan ante los proveedores por la baja velocidad y el mal servicio. ¿Cuál es la respuesta de estas empresas? Ampliar el ancho de banda es costoso y cada vez más complejo ya que productos como Netflix y YouTube consumen más y más y ganan dinero por ello.

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La posición podría resumirse en esta pregunta: ¿para qué mejorar la infraestructura si son otros los que obtienen los principales beneficios?

De allí que las proveedoras de acceso a internet sean las principales impulsoras del fin de la neutralidad de la red. Una medida en ese sentido les permite ofrecer un tratamiento preferencial a los usuarios que pagan extra o bien cobrar de más por el acceso a determinados servicios.

Así, por ejemplo, quienes no paguen un extra podrían verán que la calidad de video que obtienen en Netflix es menor y que, al mismo tiempo, es sobresaliente en el servicio de videos de su proveedor.