Los puertos y cables USB hacen que la recarga y envío de datos entre equipos sea sencillo, acciones que, sin embargo, facilitan infecciones con malware, filtraciones de datos o una incorrecta recarga de la batería. Un nuevo protocolo del USB-C busca poner un freno a esas situaciones.
El USB Implementers Forum (USB-IF), asociación que reúne a fabricantes de dispositivos y accesorios USB, presentó el Programa de Autenticación del USB-C.
En pocas palabras, buscan que las conexiones mediante USB-C tengan una verificación de seguridad para garantizar que cargadores, cables y dispositivos que emplean el puerto ofrecen la energía adecuada y protegen los datos que se comparten.
Las empresas, por su lado, podrán establecer un protocolo de seguridad para que los empleados solo puedan conectar a sus PC dispositivos USB previamente verificados.
“Usando este protocolo, los sistemas pueden confirmar la autenticidad de un dispositivo USB o un cargador USB, incluyendo aspectos del producto como las capacidades y el estado de certificación”, explicó la asociación.
¿Cómo ocurre todo esto? “Todo sucede justo en cuanto se realiza la conexión, antes de que se puedan transferir energía o datos inapropiados”, amplió.
Es decir, el sistema de seguridad del USB-C avisará -a través del dispositivo conectado- que la conexión es potencialmente dañina.
Lenta adopción
La aplicación del protocolo no es obligatoria y de hecho será muy complicado de implementar dada la proliferación de cables y cargadores USB-C genéricos, los más difundidos dado su bajo costo.
Eso, sin contar con que estaciones de trenes, buses, aeropuertos y hoteles ofrecen cargadores de ese tipo.
La USB-IF lo sabe y recuerda que será una manera adecuada para informar a pasajeros y huéspedes que la conexión USB-C es segura dado que se realiza a través de estaciones certificadas.