Por Sebastián Serrano – CEO y cofundador de Ripio
El mundo financiero revela un futuro interesante y complejo, completamente diferente al de 10 años atrás, momento en el que nace Bitcoin y las criptomonedas comienzan a mostrar su potencial para construir soluciones alternativas a las instituciones e industrias establecidas. Hoy, monedas corporativas privadas, monedas descentralizadas y monedas digitales administradas por gobiernos compiten a la par por el dominio del ecosistema.
En las últimas semanas, el debate alrededor de este nuevo paradigma financiero cobró inédita masividad con la entrada de dos nuevos actores a la escena: Facebook y el gobierno de los Estados Unidos.
Grandes corporaciones en el ojo de la tormenta
El 18 de junio pasado, Facebook -una de las corporaciones más grandes del mundo- anunció el proyecto para crear su propia criptomoneda, llamada Libra, con el objetivo de facilitar las transferencias internacionales e incluir al sector no bancarizado de la población.
Menos de un mes después de este anuncio, Donald Trump publicó una serie de tuits en donde se declara abiertamente detractor de Bitcoin por ser «facilitador del comportamiento ilegal». Este hecho es histórico: es la primera vez que un un presidente de Estados Unidos en funciones menciona públicamente a las criptomonedas.
La semana siguiente a las declaraciones de Trump, las autoridades de Libra se presentaron ante el Senado estadounidense a la espera de contar con “aprobaciones apropiadas” y trabajar con los organismos reguladores nacionales e internacionales. Vale recordar que Facebook continúa atravesando un proceso judicial desde el año pasado a raíz del escándalo de la consultora británica Cambridge Analytica, por recopilar datos de usuarios sin consentimiento previo y con fines políticos.
Esta contienda no es un debate menor, ya que marca el punto de partida de una batalla titánica sobre la estructura del sistema monetario global.
Corporaciones y Estados: los nuevos jugadores
El anuncio de Libra prepara el terreno para un nuevo paradigma financiero, donde los privados empiezan a construir alternativas a las monedas emitidas por los Estados, poniendo en jaque el alcance de las naciones modernas y sus fronteras.
De concretarse este escenario, las corporaciones ganarían un poder mucho más visible por sobre los gobiernos, lo cual sin dudas va a desatar disputas y conflictos a corto plazo.
De esta forma, el eje se corre del reciente debate “bancos versus criptomonedas” hacia una discusión más profunda sobre el rol de megacorporaciones como Facebook, Google, Amazon y Netflix en el terreno de las finanzas.
Si bien cualquier tipo de emisión monetaria centralizada (en esta categoría entran tanto los bancos centrales como Libra) va en contra del marco ideológico de los creadores de Bitcoin y las primeras criptomonedas, la discusión acerca del control financiero de los Estados versus las corporaciones es bastante más compleja y afecta directamente al núcleo del poder político, a la vez que muestra y legitima el enorme potencial de esta nueva tecnología.
