Londres era un paraíso para Uber, que mostraba cómo una ciudad moderna adoptaba sus servicios para mejorar la movilidad. Esos días llegaron a su fin: la capital inglesa negó la renovación de la licencia de Uber por poner en riesgo la seguridad de los pasajeros.

El Transport for London (TfL), organismo oficial que se encarga de administrar el transporte en Londres, “identificó un patrón de fallos de seguridad, incluyendo varios que ponían en riesgo la seguridad de los pasajeros”.

TfL estableció que el sistema de Uber permite a conductores no autorizados a subir sus fotos a las cuentas de otros choferes, por lo que cualquiera podía llevar pasajeros suplantando la identidad de otros.

Además, conductores que estaban suspendidos o expulsados de Uber podían reabrir sus cuentas, mencionó TfL.

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Desde la cuenta oficial de Twitter, el alcalde Londres, Sadiq Khan, dio su apoyo a la medida y mencionó que, “a pesar de lo impopular que será la medida”, la prioridad es dar seguridad a los habitantes de la ciudad.

“Hay espacio para las empresas innovadoras en Londres, pero es esencial que cumplan con las normas para mantener a sus clientes seguros», agregó.

Uber cuenta con 21 días para apelar la decisión y demostrar que las fallas fueron solucionadas.