Samsung pasó meses analizando cuál fue el responsable de los incendios de sus Galaxy Note 7. En ese lapso, la empresa comenzó a elaborar un plan para reparar y volver a vender los equipos, algo descabellado pero con sentido ya que finalmente logró averiguar que las baterías fueron las culpables del fiasco.
Samsung analiza entonces volver a vender los Galaxy Note 7 que todavía tiene en su poder, aunque con salvedades: en lugar de la fallida de 3.500 mAh, tendrán una batería nueva de entre 3.000 y 3.200 y sólo se comercializarían en mercados emergentes como India o Vietnam.
De acuerdo con la información de Hankyung, Samsung cuenta con un stock de unos 2 millones de Galaxy Note 7 nuevos, que no fueron puestos a la venta. No queda claro si el plan de la surcoreana contemplaría la reparación y reventa de los equipos que fueron devueltos por usuarios de todo el mundo.
Es común que las empresas vendan equipos reparados (refurbished) tras detectarles alguna falla, ya sea por daños en la carcasa o algún componente. En el caso de Samsung, el hecho cobra trascendencia porque impactó en toda una línea de un producto estrella como el Galaxy Note.
A la espera de la confirmación, Samsung se prepara para llegar al MWC 2017 con las manos algo vacías: debió atrasar la presentación del Galaxy S8 a causa del escándalo con el Note 7, dejando para la feria de móviles de Barcelona el lanzamiento de una tablet.