El 1° de abril de 2017 marcó el punto de quiebre definitivo para las fabricantes argentinas de informática. Ese día, tras meses de negociaciones, el Gobierno finalmente llevó a 0 los aranceles sobre las importaciones de computadoras.

PC Arts, dueña de Banghó, fue una de las más afectadas: nació como una empresa importadora; aprovechó las ventajas que se dieron para la fabricación local; compró maquinaria; contrató y capacitó personal; y finalmente debió achicarse al volver a ser, en su mayoría, una importadora. Eso implicó el cierre de una fábrica a comienzos de año.

En cifras, el cambio en el modelo de negocio se traduce así: empleaba de manera directa a unos 950 personas a mediados de 2015. Pasó a tener 700 a fines de 2016 y hoy 380. Por el lado de los productos, el 80% es importado. El 20% restante corresponde a la fabricación de computadoras de escritorio, que realiza en su planta de Parque Patricios.

“El 2016 fue un año de transición”, aseguró Pablo Suaya, director de Negocios Corporativos de Banghó, quien calificó como “muy abrupta” a la implementación de los aranceles 0 a la importación de equipos informáticos.

“Es un cambio rotundo en la manera de trabajar. Importamos más de lo que fabricamos”, dijo, y mencionó que notebooks, tablets y All in One hoy son importadas desde China y Taiwán.

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Sabor amargo

“La medida que tomo el Gobierno no está bien ni mal. Dijo ‘quiero productos más baratos’ y planeaban hacerlo tanto en informática como en celulares. Uno se hizo y otro no. Queda un sabor amargo”, resumió Suaya.

La diferencia entre una y otra industria tiene relación con las alianzas y la presión que cada una pudo ejercer. Las fabricantes de informática nacionales trabajan bajo sus marcas y no poseen acuerdos con empresas internacionales fuertes. Todo lo contrario a lo que sucede con las que fabrican celulares, que solo lo hacen para compañías extranjeras.

El caso más emblemático es el del Grupo Mirgor, fundada por Nicolás Caputo y el presidente Mauricio Macri y una de las principales fabricantes de celulares de Tierra del Fuego a través de la subsidiaria IATEC.

Adaptación

Suaya recibió a un grupo de medios en la planta que inaugurara junto a la ex presidente Cristina Kirchner en 2011. “Nunca pensamos en cerrar la empresa, pero sí hubo que adaptarla, algo que implicó buscar socios para traer el producto terminado”, mencionó y de inmediato agregó: “No nos gustó dejar gente sin trabajo; está bueno dar empleo a la gente”.

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La planta de Banghó, ubicada en Florida Oeste, alberga hoy a los equipos de soporte post venta, desarrollo, ingeniería, comercial, márketing y administración.

Banghó enfrentó diversas protestas en esa sede, pero “el personal nunca estuvo contra nosotros sino en contra de la medida del Gobierno”.

Notebook Cloud

Nuevas apuestas

En esta nueva etapa, con una estructura más delgada, en Banghó apostaron por enfocarse en segmentos competitivos.

Uno de los mejores ejemplos es la Notebook Cloud, una portátil con pantalla de 14’’, Windows 10, procesador Intel Atom, 4 GB de RAM, almacenamiento por 32 GB y acceso a 1 TB en One Drive gracias a Office 365 (gratis por un año), configuración que permite tener toda la información en la nube.

Pensada como una alternativa a las Chromebook de Google, la Notebook Cloud de Banghó tiene un precio de $5.699. La empresa no dio abasto con los pedidos, que solo llegaron a cubrir el 30% de la demanda.

Más allá de buscar enfocarse en el segmento de la educación privada (no lograron adjudicaciones de Conectar Igualdad), Banghó también redoblará sus esfuerzos en el sector gamer, donde “las notebooks tienen una mayor demanda”, sentenció Suaya.